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viernes, 15 de agosto de 2014

Cómo limpiar el sensor de una cámara réflex

Llega un momento en la vida de toda cámara réflex digital (DSLR en adelante) en que en las fotos que se sacan con ella aparecen misteriosos pequeños círculos, siempre en la misma posición de foto a foto. Son más notables cuando se fotografía un objeto de color uniforme y que ocupe todo el campo de visión, como el cielo o una pared pintada uniformemente.

Las pequeñas manchas circulares (se ven claramente en los laterales) en una foto del cielo. Se ha exagerado el contraste para una mejor visibilidad.
Se trata de pequeñas motas de polvo que se adhieren al delicado sensor de la cámara y que producen esas pequeñas sombras características. En fotos sin fondos uniformes pasan practicamente desapercibidas y normalmente no son un problema preocupante, pero llegado el momento será necesario limpiar el sensor. Una buena opción es llevar la cámara al servicio técnico, donde la limpiarán profesionales. Otra opción, más asequible y un poco más arriesgada, es limpiar el sensor nosotros mismos.

El sensor digital es el corazón de la cámara y es extremadamente delicado. Sin él la cámara tan solo sería un ladrillo muy caro, una pieza inútil de tecnología. El polvo acabará llegando a él de algún modo, y más rapidamente cuando comencemos a intercambiar objetivos en función de las necesidades del tipo de foto que hagamos en cada momento. Generalmente las cámaras DSLR tienen sistemas automáticos de limpieza que utilizan ultrasonidos para eliminar las partículas más finas de polvo de la superficie del sensor, pero que son inútiles cuando las partículas tienen ya cierto tamaño. Es entonces cuando no queda más remedio que hacer una limpieza manual.

Antes de nada debe quedar claro que existe el riesgo real de que una limpieza mal realizada dañe el sensor por lo que si no se está minimamente seguro de lo que se está haciendo lo mejor es dejarlo. Por otro lado, el procedimiento en sí es sencillo y debería bastar un poco de sentido común y extremar las precauciones para que la tarea no acabe en desastre y un buen disgusto.

La limpieza


La limpieza de una cámara DSLR, sea del modelo y la marca que sea, implica dos pasos:
  • Levantar el espejo.
  • La limpieza en sí del sensor.
El modo de levantar el espejo de la cámara puede variar según modelo y marca. Por ejemplo, en las cámaras Canon existe una opción específica en el menú para levantar el espejo con la finalidad precisamente de permitir la limpieza del sensor (con la cámara encendida), mientras que en las Sony el método suele implicar empujar una pequeña palanca en el interior del cuerpo de la cámara (con la cámara apagada). El sitio adecuado para encontrar la manera de levantar el espejo para la limpieza del sensor es el manual de la cámara.

Para la limpieza del sensor el instrumento adecuado es la pera de aire. Solo cuestan unos euros y vienen incluidas en muchos kits de limpieza para cámaras. En general el uso de sprays de aire comprimido, cepillos, bastoncillos y otros está totalmente desaconsejado. Por supuesto, ni locos debemos soplar sobre el sensor con nuestra boca. Con la pera de aire expulsaremos un chorro de aire limpio sobre el sensor que moverá y apartará las partículas que el sistema de limpieza automático no puede eliminar.
 

El lugar donde se vaya a realizar la limpieza debe ser estable, una mesa limpia y un ambiente a ser posible libre de polvo en la medida de lo posible y bien iluminado. Quizá no sea exagerado usar una mascarilla o un pañuelo atado cubriendo la boca para evitar respirar accidentalmente sobre el sensor y llenarlo de vaho o saliva.

Como ejemplo hemos limpiado el sensor de una Canon 550D con la que se tomó la fotografía del principio. Los pasos a seguir son los siguientes:

1. Tener a mano la tapa de la montura de la cámara para cerrarla durante los momentos en que tengamos que manipular el menú para levantar el espejo y evitar que pueda entrar más polvo.


2.Apagar la cámara, desenroscar el objetivo y poner la tapa en el cuerpo de la cámara.



3. Siguiendo las instrucciones del manual, vamos a la séptima pestaña del menú (el icono de la llave con dos puntos en vertical a la derecha), seleccionamos "Limpieza del sensor" y luego "Limpiar manualmente". En la siguiente pantalla elegimos "OK" y el espejo se levantará tras una pausa de uno o dos segundos.





4. Llega el momento de la verdad. Sin apagar la cámara desenroscamos la tapa. El espejo estará levantado y el sensor al descubierto, con su característico tono de color verde.



5. Inclinando en lo posible hacia abajo la cámara, y siempre procurando no acercarnos al sensor más allá de la montura del objetivo, realizamos varios soplados con la pera siguiendo un círculo que abarque toda la superficie del sensor. Esto debería despejar la superficie del sensor de polvo, y la inclinación hacia abajo debería ayudar a que el polvo salga de la cámara en lugar de simplemente removerlo en su interior. En cuanto acabemos volveremos a poner la tapa del cuerpo de la cámara en su lugar.

6. Apagamos la cámara. El espejo volverá a su lugar original. Aprovechamos para volver a colocar un objetivo en la cámara.

7. La prueba de fuego: volver a sacar una foto del cielo o de una superficie homogénea para comprobar si se siguen viendo los círculos en las imágenes:

Una foto de prueba tras la limpieza. El contraste ha sido aumentado para facilitar la visualización de las manchas.
Gran cantidad de los pequeños círculos han desaparecido en comparación con la primera foto, pero ¡horror!, algo enorme se ha posado sobre el sensor y deja una sombra más que visible, a la derecha de la imagen. Ante todo no hay que perder la calma. Parece tan solo una mota de polvo especialmente grande que simplemente ha ido a parar al sensor durante el proceso de limpieza. Quizá no fuimos muy cuidadosos o simplemente hemos tenido mala suerte. Repetimos exactamente el mismo proceso, con algo más de cuidado, y repasamos dos o tres veces el sensor con los chorros de aire. Al finalizar sacamos una nueva foto de prueba:


La enorme mota de polvo ha desaparecido y, lo que es mejor, la cantidad de círculos ha disminuidos aunque no han desaparecido. Puede que una limpieza adicional más concienzuda y con más repasos de la pera disminuyese aún más el número de motas de polvo, pero de momento nos conformamos, sabiendo que tendremos que volver a realizar la operación en el futuro.

Antes y después de la limpieza. El tono del cielo no tiene nada que ver con la limpieza, es cuestión de las horas a las que fueron sacadas las fotos. Lo relevante es la posición de los círculos producidos por el polvo. Ampliar para apreciarlo mejor.

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