El Sputnik I fue lanzado por una versión modificada del cohete R-7, inicialmente diseñado como misil balístico intercontinenal, y que eventualmente se convirtió en el abuelo de los cohetes Soyuz que hoy en día lanzan astronautas y carga a la Estación Espacial Internacional.
Con el Sputnik I comenzó la carrera espacial además de la popularización de la exploración del espacio: los dirigentes soviéticos ni siquiera habían anticipado el enorme impacto que tendría en la opinión pública el lanzamiento del primer satélite artificial, y cuando se dieron cuenta explotaron el filón al máximo.
El Sputnik I emitía señales a 20,005 y 40,002 MHz con las que podía ser escuchado por cualquier radioaficionado del mundo. Tres meses después de haber sido lanzado, el primer satélite artificial reentró de manera natural en la atmósfera debido al rozamiento con la atmósfera, destruyéndose. Para entonces ya había hecho historia.
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