Las pequeñas manchas circulares (se ven claramente en los laterales) en una foto del cielo. Se ha exagerado el contraste para una mejor visibilidad. |
El sensor digital es el corazón de la cámara y es extremadamente delicado. Sin él la cámara tan solo sería un ladrillo muy caro, una pieza inútil de tecnología. El polvo acabará llegando a él de algún modo, y más rapidamente cuando comencemos a intercambiar objetivos en función de las necesidades del tipo de foto que hagamos en cada momento. Generalmente las cámaras DSLR tienen sistemas automáticos de limpieza que utilizan ultrasonidos para eliminar las partículas más finas de polvo de la superficie del sensor, pero que son inútiles cuando las partículas tienen ya cierto tamaño. Es entonces cuando no queda más remedio que hacer una limpieza manual.
Antes de nada debe quedar claro que existe el riesgo real de que una limpieza mal realizada dañe el sensor por lo que si no se está minimamente seguro de lo que se está haciendo lo mejor es dejarlo. Por otro lado, el procedimiento en sí es sencillo y debería bastar un poco de sentido común y extremar las precauciones para que la tarea no acabe en desastre y un buen disgusto.
La limpieza
La limpieza de una cámara DSLR, sea del modelo y la marca que sea, implica dos pasos:
- Levantar el espejo.
- La limpieza en sí del sensor.
Para la limpieza del sensor el instrumento adecuado es la pera de aire. Solo cuestan unos euros y vienen incluidas en muchos kits de limpieza para cámaras. En general el uso de sprays de aire comprimido, cepillos, bastoncillos y otros está totalmente desaconsejado. Por supuesto, ni locos debemos soplar sobre el sensor con nuestra boca. Con la pera de aire expulsaremos un chorro de aire limpio sobre el sensor que moverá y apartará las partículas que el sistema de limpieza automático no puede eliminar.
El lugar donde se vaya a realizar la limpieza debe ser estable, una mesa limpia y un ambiente a ser posible libre de polvo en la medida de lo posible y bien iluminado. Quizá no sea exagerado usar una mascarilla o un pañuelo atado cubriendo la boca para evitar respirar accidentalmente sobre el sensor y llenarlo de vaho o saliva.
Como ejemplo hemos limpiado el sensor de una Canon 550D con la que se tomó la fotografía del principio. Los pasos a seguir son los siguientes:
1. Tener a mano la tapa de la montura de la cámara para cerrarla durante los momentos en que tengamos que manipular el menú para levantar el espejo y evitar que pueda entrar más polvo.
2.Apagar la cámara, desenroscar el objetivo y poner la tapa en el cuerpo de la cámara.
3. Siguiendo las instrucciones del manual, vamos a la séptima pestaña del menú (el icono de la llave con dos puntos en vertical a la derecha), seleccionamos "Limpieza del sensor" y luego "Limpiar manualmente". En la siguiente pantalla elegimos "OK" y el espejo se levantará tras una pausa de uno o dos segundos.
4. Llega el momento de la verdad. Sin apagar la cámara desenroscamos la tapa. El espejo estará levantado y el sensor al descubierto, con su característico tono de color verde.
5. Inclinando en lo posible hacia abajo la cámara, y siempre procurando no acercarnos al sensor más allá de la montura del objetivo, realizamos varios soplados con la pera siguiendo un círculo que abarque toda la superficie del sensor. Esto debería despejar la superficie del sensor de polvo, y la inclinación hacia abajo debería ayudar a que el polvo salga de la cámara en lugar de simplemente removerlo en su interior. En cuanto acabemos volveremos a poner la tapa del cuerpo de la cámara en su lugar.
6. Apagamos la cámara. El espejo volverá a su lugar original. Aprovechamos para volver a colocar un objetivo en la cámara.
7. La prueba de fuego: volver a sacar una foto del cielo o de una superficie homogénea para comprobar si se siguen viendo los círculos en las imágenes:
Una foto de prueba tras la limpieza. El contraste ha sido aumentado para facilitar la visualización de las manchas. |
La enorme mota de polvo ha desaparecido y, lo que es mejor, la cantidad de círculos ha disminuidos aunque no han desaparecido. Puede que una limpieza adicional más concienzuda y con más repasos de la pera disminuyese aún más el número de motas de polvo, pero de momento nos conformamos, sabiendo que tendremos que volver a realizar la operación en el futuro.
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