Un tema sorprendente y no sólo por la fascinante y sugerente voz de Chrysta Bell o por tener a David Lynch a la guitarra, sino por la combinación de elegancia, misterio y originalidad sónica que arrojan al oido de cualquiera que lo escuche.
Aparentemente sin terminar o intencionadamente hecho así, en cualquier caso otra obra maestra para la lista de Lynch y un monumental trabajo discográfico para Chrysta.
El videoclip no está dirigido por Lynch, pero juega con su estilo.
(Que nadie se extrañe durante el primer minuto y medio.)
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