Logo de la misión Voskhod 2. |
El 18 de marzo de 1965 despegó del cosmódromo de Baikonur un cohete llevando la segunda nave Voskhod tripulada y convirtiéndose en el octavo vuelo soviético tripulado en llegar a órbita. A bordo, Pavel Belyayev y Alexey Leonov harían historia. A diferencia de la Voskhod 1, que llevó al espacio a tres cosmonautas, la Voskhod 2 llevaba solo a dos por una razón: el espacio adicional fue ocupado por el traje y los sistemas que convertirían a Leonov en el primer hombre en realizar un paseo espacial, una EVA en la jerga, por ExtraVehicular Activity (Actividad Extravehicular).
Esquema de una Voskhod 2. Crédito: Reubenbarton |
Apenas hora y media después de alcanzar órbita en la Voskhod 2, los cosmonautas desplegaron la esclusa inflable por la que se produciría la salida al vacío del espacio. Leonov se puso el traje presurizado Berkut (águila dorada en ruso), que disponía oxígeno suficiente para 45 minutos, y entró en la esclusa. A las 8:34 UTC Leonov se convirtió en el primer humano en exponerse al vacío del espacio vestido solo con un traje espacial al salir de la esclusa atado tan solo con un cordón de seguridad a su nave. Leonov instaló una cámara en el exterior de la Voskhod 2 que grabó su hazaña. En su pecho llevaba además otra cámara que se activaba mediante un interruptor adherido a una de las piernas del traje. Fue cuando intentó alcanzarlo, sin lograrlo, que el cosmonauta fue consciente de que su traje se había hinchado hasta dificultar sus movimientos. Leonov trató de mitigar el problema abriendo una válvula del traje para despresurizarlo parcialmente sin consultarlo con el control de tierra para no hacer cundir la preocupación y de paso violando los procedimientos. El cosmonauta consiguió recuperar la cámara que había instalado un momento antes, pero al intentar regresar a la nave el traje seguía lo suficientemente hinchado como para impedirle entrar en la esclusa, obligando a Leonov a despresurizarlo todavía más, poniendo en riesgo su propia vida. El cosmonauta entró de cabeza en la esclusa, violando de nuevo el procedimiento, que indicaba que debía entrar con los pies por delante, y viéndose obligado, una vez dentro, a girarse sobre sí mismo en un espacio de por sí ya reducido. El esfuerzo adicional, sumado a los problemas de movilidad durante la EVA, llevaron a Leonov al límite y a estar cerca de sufrir un golpe de calor, con una subida de temperatura corporal de casi 2 grados en menos de 20 minutos. El propio Leonov relataría que el traje estaba empapado de sudor "hasta las rodillas" y que, en el caso de que no hubiese podido entrar en la nave y tuviese que haber sido abandonado en órbita por su compañero, llevaba una píldora para suicidarse. Por fortuna, Leonov consiguió alcanzar el interior de la cápsula. La EVA había durado 12 minutos y 9 segundos.
Réplica de la esclusa de la Voskhod 2, donde Leonov casi no lo cuenta. Crédito: Armael |
Leonov se ha convertido en una leyenda, un símbolo, y a sus 81 años sigue abogando por la exploración del espacio. Su segundo vuelo espacial fue como comandante de otra misión muy mediática, la misión Apolo-Soyuz, en que una nave Apolo estadounidense y una nave Soyuz soviética se encontraron y acoplaron en el espacio.
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