En Logan se trata la historia de Lobezno (Hugh Jackman), el doctor Xavier (Patrick Stewart) y la pequeña Laura (Dafne Keen). En un futuro cercano los mutantes son practicamente historia, hace décadas que no nacen nuevos mutantes y la escuela de Xavier ya no existe. Un envejecido y agotado Lobezno-Logan, trabajando como chófer de limusina, se encarga de cuidar junto a Caliban (Stephen Merchant), en la clandestinidad y en la frontera de México, del doctor Xavier, que sufre un problema de degeneración neuronal que pone en riesgo la vida de quienes lo rodean por los ataques que sufre y desatan sus poderes de manera involuntaria. Logan trata de reunir una cantidad de dinero para poder llevarse a sus compañeros lejos del infecto escondite en el que habitan y de paso asegurarse de que las crisis nerviosas del doctor no ponen en riesgo a ningún inocente. Y en esas estamos cuando aparece una mujer con una misteriosa niña dispuesta a pagar una elevada cantidad para que Logan se lleve a la cría a Dakota del Norte, a un supuesto refugio idílico para mutantes, mientras escapan de Transigen, la empresa propietaria de la niña... A partir de aquí la acción se acelera y se inicia la huída, un camino de dolor, muerte, tragedia y crueldad, pero también un camino iniciático, de amor, ternura, humor por momentos, cuyo final no por predecible es menos contundente.
¿Es Logan la mejor película de Marvel hasta la fecha? Es fácil salir con esa pregunta en mente después de ver la película. El enfoque, la atmósfera, la crudeza de la historia... no son nada parecido a lo que se haya visto hasta ahora en las películas del universo Marvel. La película no está clasificada para mayores de 16 años por nada. La sangre y la violencia explícita y nada disimulada abundan. Logan es sin duda la película más violenta de la franquicia. Los personajes pasan de ser superheroes con un pasado más o menos problemático que luchan por superar a ser poco más que supervivientes acosados y en decadencia, con unos poderes disminuidos y en declive, afectados por la vejez y la enfermedad como cualquier hijo de vecino. Con el añadido, como motor de la historia, de un último gran esfuerzo en nombre de un futuro incierto y de una leve esperanza para una nueva e inesperada generación de mutantes.
Es difícil no empatizar con unos personajes que se muestran vulnerables, dolidos y con un pasado que los agota, agobia y persigue. En Logan encontramos una extraña y desconcertante (para bien) mezcla de la acción a la que estamos acostumbrados en las películas de X Men con el drama que supone el conflicto y huída de unos personajes maduros en muchos sentidos, con Xavier ejerciendo como voz de la esperanza y la responsabilidad como contrapeso al egoísmo y la cautela, justificados, de Logan.
El final de la película deja un sabor un tanto amargo, ni siquiera agridulce, sabiendo que es la última con Hugh Jackman haciendo de Lobezno y de Patrick Stewart como Xavier. Se deja la puerta abierta con la huída de Laura y sus compañeros, pero dificilmente será lo mismo.
Lo mejor: la caracterización de los personajes, que plasma perfectamente su agotamiento vital; la atmósfera de ese futuro cercano, una proyección cuesta abajo de nuestro presente; la interpretación de Dafne Keen como Laura, que se estropea hasta cierto punto cuando empieza a hablar (hacia el final de la película), al menos en el doblaje al español; los chascarrillos en plan abuelete del doctor Xavier; la crudeza de la historia, que baja de los altares a Lobezno y Xavier, los humaniza y hace mucho más fácil identificarnos y empatizar con ellos.
Lo peor: la escena de acción final flojea por comparación, al recordar a las películas más clásicas de X Men; los malos son, bueno, malos, maniqueistamente malos.
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